lunes, 7 de septiembre de 2015

Tres consejos de pediatría para que tu hijo empiece con buen pie las clases

Tres consejos de pediatría para que tu hijo empiece con buen pie las clases
Recomiendan ayudar al niño a realizar una readaptación progresiva de horarios
S. f.
Los primeros días de colegio pueden ser una locura. Para prevenir el caos que se puede producir en una familia, la doctora María Jesús Pascual, pediatra del Hospital Nisa Pardo de Aravaca, recomienda «realizar una readaptación progresiva a los horarios, charlar con los niños sobre los aspectos positivos del colegio y de recuperar de la rutina en sí (volver a casa, ver a los amigos…); estar con ellos en los últimos días antes de empezar, preparando todas las cosas y ayudándoles en la planificación del nuevo curso».
Estos son sus consejos para estas primeras semanas:
1. Retomar hábitos. Es aconsejable también aprovechar los últimos días de vacaciones para retomar hábitos que se asemejen a los que reaparecerán con la vuelta al cole. «Una fórmula que funciona es la realización de una actividad por las tardes: montar en bicicleta, pasear… evitando que se queden jugando a la videoconsola o con dispositivos móviles».
Y, por supuesto, prosigue, « mantener una alimentación sana y equilibrada, organizada , recuperando el desayuno completo con lácteos, cereales y frutas que hagan que mejore el rendimiento físico e intelectual del niño». En este sentido, los especialistas se muestran escépticos ante la tendencia de muchas mamás de recurrir a complejos vitamínicos. «Los complejos vitamínicos no son necesarios si la alimentación es sana, variada y equilibrada. El mejor complejo vitaminico se llama comer sano y de todo».
2. Cuidar la espalda. Los expertos coinciden en que existen factores que favorecen la aparición del dolor de espalda en niños. En este sentido, explica la doctora Pascual, « el peso de las mochilas escolares , pero sobre todo la adopción de posturas inadecuadas al sentarse y el cambio del estilo de vida, es decir la inactividad y falta de ejercicio físico, el sedentarismo en relación al uso de las TICS ordenadores, consolas, videojuego» hacen un flaco favor a la salud de la columna.
En este sentido, matiza, «hay muchos trabajos que intentan relacionar el dolor de espalda en los niños y adolescentes con el peso de las mochilas, sobre todo cuando éstas tienen un peso excesivo —superior al 10-15% del peso del niño— parece ser que existe mayor incidencia del dolor. Pero no sólo es el peso, es la forma de llevarlas (un hombro, 2 hombros, mas alta, más baja, compensando el peso inclinando hacia delante el tronco…), es el tipo de mochila (ancho de las asas), llevar más bolsas ( de deporte, etc.)».
Para eso Pascual sugiere lo siguiente:
—Llevar mochilas con el menor peso posible: a ser posible menos del 10% del peso corporal; dejar en casa o en el cole lo que no haga falta.
—Las mochilas deben llevar bandas anchas y acolchadas y deben ir colgadas en los dos hombros, cerca del cuerpo y ni muy altas ni muy bajas, con tercera correa acolchada a la altura de la cadera.
—Sentarse bien: evitando posturas asimétricas, con la espalda pegada en el respaldo, con los muslos pegados al asiento y ambos pies apoyados en el suelo. La altura ideal de la silla debe ser la adecuada para que el niño pueda apoyar los antebrazos sin inclinarse hacia delante.
—Potenciar el ejercicio y disminuir el sedentarismo: realizar 30m. de ejercicio al día ayuda a prevenir el dolor de espalda. La natación es un ejercicio muy recomendable
3. Revisar la visión. En general, para asegurarnos un correcto rendimiento escolar durante el año, sería aconsejable realizar una exploración oftalmológica antes del comienzo del curso escolar. Al margen de la idoneidad de estas revisiones anuales existen edades que, por coincidir con el proceso madurativo de la agudeza visual —lo que condiciona muchísimo la capacidad de corregir defectos— de obligado control oftalmológico: alrededor de los 4 y alrededor de los 8 años. «Y siempre que existan síntomas: tendencia a desviar o guiñar un ojo, inclinación de la cabeza para poder fijar la vista, movimientos rápidos y rítmicos de los ojos, lagrimeo y enrojecimiento ocular frecuente; molestia a la luz ( fotofobia ), cefaleas frecuentes, dificultad para el cálculo de las distancias, incapacidad para leer la pizarra y bajo rendimiento escolar», matiza la doctora Pascual.
Sus consejos en este sentido son:
—Realizar una revisión ocular en torno a los 4 años, independientemente de que no se aprecien síntomas de mala visión, ya que es a esta edad cuando el proceso madurativo visual alcanza su máxima expresión. Es importante para detectar problemas de refracción ( miopía , hipermetropía…) o ambliopías (ojo vago, entre los 4 y los 5 años ).
—Vigilar entre los 3-5 años los guiños frecuentes o que desvie el ojo, porque a esa edad suele aparecer el estrabismo.
—Realizar revisión ocular a los 8 años, cuando termina la maduración ocular; es importante para comprobar si la agudeza visual se ha desarrollado correctamente, si acomodan y convergen bien, etc.
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