lunes, 7 de septiembre de 2015

Sonora derrota de Cameron en el parlamento a manos de sus diputados euroescépticos

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Sonora derrota de Cameron en el parlamento a manos de sus diputados euroescépticos
Votaron contra su jefe de filas para que la ley del referéndum sobre la UE sea más ventajosa para el «no»
Luis ventoso
El sector euroescéptico de su propio partido le ha torcido esta noche la mano a David Cameron en el Parlamento de Westminster. La propuesta de ley del Gobierno para regular el referéndum sobre la continuidad en la UE, previsto para antes de finales de 2017, fue tumbada por una alianza de laboristas y nacionalistas escoceses con los diputados díscolos tories que abogan por la salida de la Unión Europea. El Ejecutivo perdió la votación por 312-285.
Cameron, que aunque es el causante de la consulta desea que el Reino Unido continúe en la EU, planeaba convocar rápidamente el referéndum si lograba unas condiciones ventajosas en las negociaciones que mantiene con sus socios europeos. Su idea era fijar la votación solo un mes después de cerrar con éxito las conversaciones.
Con esa celeridad pretendía dificultar la organización del bando del «no» y vender en caliente al electorado británico que Europa habría cedido y otorgado la nueva relación que demanda el Reino Unido.
Pero los euroescépticos de su partido, más de medio centenar de diputados, se han organizado y una treintena de ellos se han rebelado en la votación. El resultado es que el referéndum tendrá que ser convocado con un preaviso de cuatro meses, tal y como se hace usualmente en consultas de este tipo.
Además los tories euroescépticos, agrupados en la plataforma Conservadores por Gran Bretaña, exigían que se ampliase el período previo a la votación en que el Gobierno y su aparato institucional se inhiben para no influir en la decisión de los electores. Ese período de neutralidad es conocido en la jerga política inglesa como «purdah».
Cameron quería eliminarlo esta vez y permitir que pudiese seguir habiendo hasta el final información institucional, es decir, propaganda más o menos encubierta a favor del «sí». Pero los rebeldes antieuropeos imponen un «purdah» de cuatro semanas.
A medida que se va acercando el referéndum crece el ambiente euroescéptico en Inglaterra. Esta semana se ha publicado el primer sondeo que concede un triunfo a la salida de la UE, aunque la fiabilidad de la demoscopia británica está por los suelos tras su fiasco en las elecciones generales de mayo.
El tono de la prensa de derechas es híper crítico con Europa, aunque no llega a pedir el «no» por su apego al Partido Conservador. Los laboristas por su parte son pro europeos, pero el favorito para ser su nuevo líder el próximo sábado, el radical Jeremy Corbyn, es precisamente la excepción y no descarta que en determinadas circunstancias podría abogar por el «no».
La City y la mayoría de las organizaciones empresariales apoyan que el país continúe en la UE, tal y como dicta la lógica económica. Pero los resabios nacionalistas y sentimentales pesan mucho en un Reino Unido que aún conserva algunas morriñas del imperio que fue.
Por su parte «Financial Times» ha revelado que Downing Street ha pedido a los empresarios pro europeístas que dejen de comentar en alto los graves costes que tendría para el país dejar la UE, porque el Gobierno cree que con ello debilitan su posición negociadora en Europa.
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